Aprendí a estar solo... y a resolver problemas - Parte II
- Italo Díaz
- 14 sept 2020
- 7 Min. de lectura

Madrid fue la ciudad que me hizo volver a abrir las alas, pero el viaje recién empezaba, la última noche aproveché para irme a bailar y tomar hasta olvidar todo, regresé al hotel -es la única ciudad donde reservé una habitación para mí solo, debido a que aparentaríamos como mi ex que viajábamos juntos- cerca de las 6am., fui a tomar desayuno, en realidad, sólo varias tazas de café, y me fui a acostar hasta el mediodía para luego hacer el check out e ir donde Joanna a terminar de pasar el día antes de viajar a Barcelona, sólo me arrepiento de no hacer las compras en ese momento... ya luego entenderán.
Como parte de la experiencia, debo comentarles que antes mi viaje, ocurrieron los atentados en Barcelona y París del 2017, por lo que los países Europeos tenían mayor vigilancia en sus centros culturales, fronteras y por varias calles; así, que no era de esperarse que te aconsejaran al salir: "ten cuidado". Pensé que por vivir en Perú, estaría acostumbrado, pero lo que pasaría luego, sería entre preocupante y risas.

I. Barcelona.-
Me trasladé a la ciudad a través de bus, llegué a la estación como 2 horas antes, ésta se encontraba en la puerta 4 del Aeropuerto, tomé mi reproductor MP3 y escuché música sentado en el suelo hasta la hora del viaje, -no voy a mentir, muchas canciones que escuchaban me recordaban a mi ex. Sin contratiempos enrumbamos a la ciudad, dormía por horas en el camino, no recuerdo bien si alguien estaba a mi lado.
En esta ciudad estuve por primera vez en un hostel, en una habitación para 4 personas, sólo conocí a uno de mis compañeros, un chico Danés que vino por el fin de semana para una conferencia, por lo cual sólo lo vi en las mañanas y hablamos poco. Me quedaba 3 noches en la ciudad, así que tomé una de las Guías para Turistas del lobby y decidí cuál sería mi itinerario.
Básicamente en Barcelona no tomé ningún tour, gracias al mapa dividí mi visita en:
Día 1.- Debido a que sólo tenía la tarde, empecé mi visita en la Sagrada Familia y almorzar por los alrededores, para luego pasear por Gracia y disfrutar de toda su historia y su arquitectura. Como era de esperarse, había demasiados militares y policías, podías ver inclusive un tanque en una de las calles, pero me sentía tan emocionado, que no importaba ver tantos militares alrededor.
Día 2.- Fue el día que más caminé, del hotel caminé hacia el Arco del Triunfo, para bajar al Parc de la Ciutadella, para más tarde adentrarme por las rutas de: Born, y Gothic, para terminar por la Barceloneta. Lo más divertida era el saludo de los Moros y los Árabes que imaginaban que era parte de su población, ¿en realidad me parecía tanto a ellos?, podría decirse que sí, si es que te saludaban de esa manera.
Día 3.- Paseo por Raval y terminar otra vez en la Barceloneta y tomar sol. Así que tomé un bivirí, un short, mis lentes de sol y caminé, por momentos me compraba un helado o una cerveza fría.
Llegó la noche y era momento de despedirme, a diferencia de mi estadía en Madrid, aquí no tuve la oportunidad de ir a bailar, sólo visitar algunos bares pero irme antes de la medianoche... tocaba aprovechar el tiempo. Tomé mis cosas y me marché a la terminal, era momento de viajar a París.

II. El viaje a París.-
Esta terminal de buses tenía bastante movimiento, la gente se corría de un lado a otro, y sentía miedo de no encontrar el bus, ya que, nadie te avisaba la salida, sólo debías estar en la puerta que mencionaba tu boleto, sino lo perdías. Dejé mi maleta en la parte de equipaje y sólo lleve conmigo una mochila con mi billetera y mi documentos, por si en el camino lo pedían, principalmente en la frontera.
Lo primero que noté fue la cantidad de argelinos que viajaban, inclusive compartí asiento con uno de ellos, si bien mi compañero era callado, el resto era bastante bullicioso, y yo sólo quería viajar tranquilo; por varios momentos, tenía una fuerte ansiedad por el viaje, por lo que cada vez que podía le escribía a Joanna y le avisaba por dónde iba, ella bautizó el bus como: "el bus de la muerte", porque parecía un interprovincial de ruta de Lima.
El bus hizo 4 paradas durante el recorrido, lo que ayudaba a estirar las piernas, tomar un café y comer un croissant relleno de chocolate o algo de cenar, descansábamos unos 15 y 30 minutos; por lo que en la parada 2, pude notar que un grupo de argelinos aprovechaban para fumar marihuana, no estoy en desacuerdo en su consumo, pero debido al viaje, tenía miedo que la policía nos detenga.
Mis miedos se hicieron realidad, en la frontera entre España/ Francia, la policía solicitó los boletos y los pasaportes de todos, lo primero que hicieron fue mirar al fondo, saqué mis documentos y el chico de mi lado quedó mirando el pasaporte, a lo que me preguntó: "¿de qué país eres?", respondí: "Perú" y agregó: "pensé que también eras de mi país", ambos reímos. No entendí por qué el policía no me pidió el pasaporte, sólo a mi compañero, y luego se fue hacia el grupo que fumaba en las paradas y los bajó a todos, abrieron la bodega de equipaje, solicitaron revisar sus maletas... ya saben lo que encontraron, se los llevaron con ellos.
Regresó la calma y el alma a mi cuerpo.

III. París.-
En serio es la Ciudad de la Luz y del Amor, caminabas por todos lados y podías ver a las parejas, inclusive todo estaba hecho para 2 personas, y varias tours con escapadas románticas, lo que me hizo sentir solo... otra vez.
Mi experiencia con mis compañeros de habitación no fue la mejor, uno de ellos era árabe, por lo que se levantaba temprano en la mañana a hacer sus oraciones y los otros dos eran chinos, y llegaban todas las noches ebrios -mucho más que yo-, por lo que no dejaban dormir, desde la primera noche. Un par de noches lo pasé en la sala común del hotel, dónde también habían otras personas que no estaban tan cómodos con sus compañeros, y al final nos pusimos a conversar durante la amanecida, tomar y jugar juegos de mesa.
París es demasiado grande para conocerlo en 3 días, así que fui a los lugares más importantes de la ciudad:
Día 1.- Mi hotel quedaba en Montmartre, por lo que mi primera visita fue a la Basílica de Sacré-Coeur, Moulin Rouge y las atracciones alrededor. Al salir de la Basílica, ingresé a un restaurante de hamburguesas, y me enfrenté por primera vez con la cultura francesa: no hablan otro idioma que no sea el suyo, y a pesar que la cajera era de nacionalidad boliviana, me pedía que le hablara en francés porque tenía prohibido hablar en otro idioma... en voz baja le confesé: "no sé hablar francés", gracias a Dios me ayudó. Esta noche fue la que no pude dormir, principalmente por el escándalo que hicieron mis compañeros Chinos por su noche de tragos, siempre pedían disculpas, pero entre el sonido de sus ronquidos, sus náuseas y los vómitos en el baño... y sin olvidar cómo ingresaron a la habitación golpeando todo... descansé muy poco.
Día 2.- Museo de Louvre, estuve casi todo el día en ese museo, mi parte favorita las culturas antiguas: Grecia, Roma, Fenicia, Egipcia, Islam, amé recorrer todos esos niveles... mis expectativas bajaron al ver a la Mona Lisa, todos tenemos una alta expectativa por esta pintura importante de Leonardo Da Vinci, pero te quedas con las ganas de ver más, inclusive tiene mejores pinturas que disfrutar en el recorrido. Salí a comer algo afuera, caminé por los alrededores y por el Sena. A diferencia del sol en España, acá la temperatura estaba entre los 15° y 17°, por lo que, a parte de mi camisa -si van Louvre, está prohibido ingresar en bivirí y shorts-, llevaba una chompa ligera. Esa noche busqué en Google las comidas más representativas del país para probar, en cada ciudad comía algo que lo representara.

Día 3.- Me tocaba aprovechar el día, ya que, era la última, antes de salir hice el check out en el hotel y dejé mi maleta en la bodega. Mi primera parada fue Notre-Dame, bajé por la avenida Saint-Michel para pasar por el Barrio Latino (Quartier Latin) y el Jardín de Luxembourg, almorcé en un Mc Donalds, tomé el Metro y me fui hacia el Arco del Triunfo, para caminar por los Campos Elisios, ver las grandes tiendas y el comercio.
Ese día caminé demasiado, hasta terminar otra vez en Louvre, para luego tomar otra vez el metro e ir a la Torre Eiffel, ya que, al anochecer se prenden las luces y la imagen es preciosa. Como les mencioné, París es para estar de a 2, en el Campo de Marte (Champ de Mars), te venden champaña con fresas con chocolate, todo para pasar tu tarde romántica, así que los solteros nos alejamos lo más posible.
Al terminar la noche, ingresé a un restaurante parisino en los alrededores de la Catedral de St-Louis, y volví a golpearme con su cultura: la azafata con toda su buena onda me recibe y trata de comunicarse conmigo, ella en su idioma natal, yo en mi "inglés" latino, pero al final me lleva a la mesa; al rato, viene el camarero a tomar la orden y a pesar de que le señalo mi pedido: Bœuf bourguignon, no me entendía, por unos minutos estuvimos en ese juego. A mi lado, había dos mujeres conversando, una de ellas se percató del problema, -principalmente porque el mesero tenía cara de pocos amigos-, y me ayudó ; debo agradecer que siempre encuentro personas que te tienden la mano, la otra mujer me recomendó un vino, el cual también pedí.
Tomé el metro y regresé al hotel, descansé un rato en uno de los sofás hasta que sea la medianoche, dónde pedí un Uber para irme al Aeropuerto y tomar el vuelo hacia Roma. El vuelo salió a su hora, a las 3am. y llegué a la ciudad de Roma a las 6am., listo para tomar desayuno antes de irme al hotel.
Mientras viajaba por el taxi, me despedía de París y lo hermosa que es la ciudad, debo regresar al menos una semana para terminar de conocerla.
Barcelona y París fueron unas visitas rápidas, con muy pocos problemas, o pocos momentos de tensión, pero, la mejor parte está por llegar; ya que, Italia me recibiría de la mejor forma, y todo te lo voy a contar en el siguiente post...
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